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HISTORIA REAL MADRE Y VOLUNTARIA

MARÍA BORRÁS. MADRE Y VOLUNTARIA. BALEARES

Quien tiene la culpa

María Borrás nació en Palma en 1938. A mediados de la década de los 80 ella y su marido Vicente se encuentran ante la triste realidad de que José Mª, uno de sus ocho hijos está consumiendo drogas. Por aquel entonces no había aún apenas ninguna alternativa para la recuperación de personas con problemas de dependencia. En enero de 1989 José Mª tiene una sobredosis y entre todos deciden que debe iniciar el Programa Proyecto Hombre.

Soy María Borrás, nací en Palma en 1938 y con mi esposo Vicente tuvimos ocho hijos y muy bien, pero a mediados de los 80 comenzamos a tener problemas con nuestro cuarto hijo José Mª. No comprendíamos que este niño que siempre había sido un encanto, parecía que de repente había perdido todos sus valores. Fuimos a un psiquiatra que nos dijo que no gastáramos más dinero puesto que sería como hacer rayas en el agua ya que nuestro hijo consumía drogas. No se puede explicar como nos sentimos delante de este diagnóstico, comenzamos a darle la culpa al Gobierno, autoridades, a nosotros mismos por no haber sido unos buenos padres, comenzó a pesarnos la conciencia, nos recriminábamos cosas... fue un tiempo infernal, no había otra alternativa que demostrarle cuanto lo queríamos y salir con él de la isla siempre que podíamos para aislarlo de sus hábitos. En aquellos años no había otra solución.

Mas adelante salió un medicamento que neutralizaba los efectos de la heroína y con esto estuvimos una temporadita más tranquilos, pero muy pronto nos engañó y en 1989 y con una sobredosis decidimos que comenzara en Proyecto Hombre que ya se había inaugurado un año y medio antes. Yo me sentía con un agradecimiento infinito a esta Voluntad Superior, que hizo que la idea de P.H. fructificara y hacia las personas que lo pusieron en marcha.

Enseguida me vi integrada en Proyecto Hombre. Me convenció y emocionó su filosofía y su forma de aplicarla, vi que mi hijo comenzaba a hacer las cosas con sentido, como levantarse por la mañana sin llamarlo, asearse, estar amable con sus hermanos y con nosotros y recuperar valores que habían dejado de importarle. El quinto o sexto día fueron de visita cultural a la Catedral de Palma y vino entusiasmado de lo que le había gustado. Comenzó a valorar todo lo bueno que tenía y se dio cuenta de que el trabajo en equipo era fundamental.

Muy pronto me incorporé como voluntaria para los talleres (cerámica era el mío) y después al servicio de auto-ayuda donde todavía continúo. Fue otra forma de sentirme aún mejor y por ello doy las gracias. Aquí en auto ayuda y comunicaciones fue donde la familia comenzamos a ser conscientes de las cosas que respectivamente teníamos que cambiar. Ni el Gobierno y las autoridades ni la familia teníamos la culpa de que nuestro hijo consumiera drogas, que él había comenzado jugando y ahora necesitaba mucha ayuda para salir, que la droga seguiría estando en la calle, pero que él después del trabajo personal que estaba haciendo ya podría no estar atado a ellas, podría ser libre.

Nosotros, por amor a él, cambiamos muchas cosas, muchos hábitos. Aprendimos a ser coherentes y nos fuimos descargando de las culpas que no nos habían dejado vivir tranquilos.

Muy pronto se jubiló mi esposo, fallecido ya, y se incorporó también al voluntariado. Trabajó también con las familias en todos los apartados donde se le requería, después y al mismo tiempo, fue el segundo Presidente de la Asociación de Familias.

En cuanto a mi hijo Tuche, como le llamamos coloquialmente, no sé que decir, porque es mucha la sabiduría con que ha aprendido a vivir y que transmite a toda la familia. Después de su proceso en P.H. volvió a ser el mismo pero muy mejorado; tiene lo bueno de antes más el conocimiento de si mismo que no tenía. Por experiencia sabe donde conducen las drogas y así se lo está transmitiendo a su hija mayor que tiene doce años, no como un drama, sino como una valoración de la libertad.

Para nosotros sus padres, es un punto de referencia, para sus hermanos, con sus silencios y sus palabras oportunas, es muy necesario y para su esposa, esto lo tendría que decir élla ,pero creo que se supieron eligir de forma muy acertada. Se respetan y se quieren mucho y saben los dos como tienen que hablar para solucionar las cosas que van surgiendo. Tiene también la niña pequeña con cuatro añitos a la que con mucha paciencia va enseñando.

Después de su formación tomó decisiones muy importantes respecto a como continuar su vida. Hizo un análisis profundo y teminó todos los proyectos que había planeado para ser feliz.

 

                                                                                                                        Mª ISABEL BARRIO

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